GRACIAS

Hace un par de días un amigo me preguntó cuál era mi pasión y la verdad no supe muy bien que decirle. Mi familia, mis amigos, la música, escribir… Pero no es ese tipo de pasión me dijo, se refería a algo que supusiera un aliciente muy especial, aquello que no imaginas tu vida sin ello.

He de reconocer que me hace feliz mi trabajo, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero creo que podría trabajar de otra cosa y ser feliz.

Así que decidí buscar exactamente lo que se define por pasión.

Pasión: (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, y otros. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad, a diferencia del amor que está más bien relacionado con el afecto y el apego.

Quizás mi trabajo no es mi única pasión, quizás no se defina como pasión lo que se puede sentir por la familia y amigos, quizás no es una pasión lo que siento por la música, quizás no es una pasión escribir, aunque me haya tenido que levantar de la cama para poder escribir todo esto porque si no, no puedo conciliar el sueño con tantas palabras dentro.

Que cada uno en esta vida defina la pasión como quiera, que cada uno en esta vida decida tener la pasión que quiera y vivirla como quiera.

Al fin y al cabo, son cosas que se notan, de una manera u otra, en mejor o peor calidad, pero la pasión de alguien se transmite. Me apasiona la gente apasionada.

Días atrás volví a ver a una persona que me apasiona, que admiro y que tengo un cariño inmenso. A veces no nos damos cuenta de lo que podemos generar a nuestro alrededor, que no hay mejor desfibrilador que uno mismo, pero cómo ayudan ciertas personas, consciente o inconscientemente. Y no hace falta que sea un amigo, basta quizás la misma persona que día tras día te da los buenos días y te sonríe cuando  subes a su autobús. Sí, lo reconozco, en un mundo caótico actualmente, sigo creyendo en las personas y sus actos.

Me gustó volver a encontrarme con esa persona, ver que tenía las mismas ganas que hace años atrás cuando comenzó su sueño, aunque la vida le ha cambiado desorbitadamente.

Me gusta la gente que lucha por sus sueños sin pasar por encima de nadie, me gusta quien tiene una pasión y no desmerece las de los demás, quien llega a la meta sin soltar la mano de quien caminó desde la salida a su lado, quien quiere más sin dar menos, quien en sus días grises sonríe sin ganas, con cariño, con el simple beneficio de un gracias o una sonrisa.

Que siempre habrá personas que nos pongan la zancadilla al igual que otros te admirarán por tus éxitos y fracasos; gente que te acompaña en tus días buenos y días malos, aquellos que creen en quien fuiste, quién eres y te ayudan a crear quién serás. Que no todos los agradecimientos son iguales, que hay que distinguir entre el gracias como palabra y el gracias de corazón, que no todos los cielos despejados traen días soleados ni todas las piedras generan un mal camino.

Así que lo reconozco, me apasionan ciertas personas, me apasiona la humildad y la sencillez, me apasionan los buenos actos, los corazones transparentes y las palabras con verdad, me apasiona todo aquello que genere pasión en otros, una canción, un texto, una foto, y sobre todo me apasiona la palabra gracias, por ello, gracias a todas las personas  que mueven pasiones sanas. Gracias a ti que me lees, y gracias a ti que me ayudas a escribir, consciente o inconscientemente… Al final, lo que realmente importa, es la clase de persona que te has convertido en el camino, no lo que has conseguido.

«Porque eres parte de todo lo que soy…»

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