VIVIR INCENDIOS

Llevaba tiempo queriendo escribir, pero a veces nos encontramos con que dormimos estando despiertos; Siempre digo que hay momentos en los que sobrevivimos en vez de vivir.

Me gustan esas temporadas, no por su origen, sino porque son necesarias y le pese a quien le pese, todos las vivimos.

El otro día desperté viendo una entrevista a la virtuosa Vanesa Martín en la que recordaba una frase de Don Joaquín Sabina que dice: yo necesito vivir incendios para poder componer después.

Necesitas que te pasen cosas, fuertes a veces, la gente visceral necesita maremotos, necesita caer y levantarse, necesita que la agiten fuerte para luego mecerla.

La admiro. Soy fan de lo que hace vibrar, de lo que eriza la piel, de lo auténtico y real. Soy fan de las palabras, de las buenas palabras, de quien las dice, escribe o las canta, de quien las lee o escucha, aprende  y las tatúa en su vida.

Por ello quiero compartir este texto de Merce Roura, por lo necesario que es a veces vivir incendios, por lo importante que es tu historia, por lo importante que es mi historia.

Hay quien llega a ser magia para muchas personas, aunque nunca llegue a saberlo.

 

 A VECES VUELO

A veces, vuelo. Sucede durante pocos segundos. Es casi una sensación, una sacudida que me acaricia y me hace sentir que puedo con todo.

Me pasa cuando estoy harta y decido que ya no acumulo más rabia y vacío la mochila de horrores y chismes perversos.

Cuando estoy en el tren, mirando por la ventana, y el mar salpica las rocas y me doy cuenta de que hay mucha belleza que no abarcan mis sentidos. Y al volver la vista, mis ojos chocan con los de una niña que ríe y lleva zapatos rojos.

Vuelo cuando pido perdón por uno de mis millones de errores y al otro lado encuentro comprensión y caricias. Cuando me doy cuenta del poder que tienen las palabras y del que tenemos todos al usarlas sin saberlo.

Me pasa cuando escribo. Cuando cuento historias raras y alguien las lee y me dice que se ha emocionado o me da las gracias cuando soy yo quién debería pasar una eternidad agradecida por el gesto.

A veces vuelo cuando miro atrás y recuerdo que pude y que insistí a pesar de que hubo momentos en que tenía una necesidad inmensa de tirar la toalla. Me veo fantástica y me da esperanzas para creer que todos, cuando queremos, somos maravillosos.

A veces vuelo mientras lloro porque puedo transformar el dolor en magia.

Vuelo si amo y, como amo mucho, vuelo sin parar. Vuelo durante los abrazos de más de seis segundos y con cualquier tipo de beso deseado y buscado. A penas levanto un milímetro del suelo, tal vez ni siquiera eso, pero noto como mis pies flotan y el aire se llena de oxígeno y una euforia densa me cubre el pecho.

Vuelo y, cuando vuelo, el corazón se me acelera y el pulso escribe notas en mi cabeza para que cante sin abrir la boca y baile sin moverme apenas…

Cuando camino un rato, puedo volar. La soledad me invade y todo a mi alrededor se vuelve lento y mientras yo doy un paso el mundo está quieto y puedo metérmelo en el bolsillo.

Vuelo si sueño despierta y el deseo de tocar ese sueño es tan intenso que las lágrimas de ilusión por imaginarlo inundan mi rostro cansado pero acelerado de tanto inventar…

Vuelo si pongo paz y si cierro heridas. Vuelo si alguien a mi lado puede volar o es capaz de creer que yo pueda.

Vuelo cuando la bestia me mira y sé que me quiere, a pesar de ser tan feroz que todo el mundo crea que va a devorarme las manos con las que la acaricio.

Vuelo si puedo imaginar que vuelo.

Vuelo si me quiero tanto que me perdono las erratas y dejo de culparme por no haber existido en una perfección imposible.

Puedo volar si puedo sentir. Si consigo mirar al abismo y pensar que voy a esquivarlo a golpe de conciencia. Si me noto tan elástica que doy la vuelta y me adapto al marco de la foto que me hago cada día.

Si me respeto a mi misma tanto que soy capaz de no reprocharme, ni medirme, ni recortarme. Si soy capaz de mirarme con ojos bondadosos.

Si me quiero y encuentro hermosa, vuelo… Si a pesar de estar muy cansada, pretendo insistir… Vuelo.

Si camino por un pasillo lleno de caras agrias y no me importa… Vuelo.

Vuelo cuando me lo juego todo, tanto si me equivoco como si acierto, porque lo que cuenta es la intención y el gesto…

Vuelo si estás a mi lado y me abrazas.

Vuelo cuando tengo tanto miedo que levanto la cabeza y sigo adelante para no darme cuenta de que lo tengo y no quedarme paralizada. Cuando admito que tengo miedo y soy capaz de decirlo en voz alta.

Vuelo cuando no oculto de mi esencia y me atrevo a mostrarla. Cuando mi imprudencia supera mis complejos, cuando me arriesgo a perder y pierdo y me miro a la cara.

Vuelo cuando no me avergüenza admitir que vuelo y hablo cuando muchos desearían que me quedara callada.

Vuelo, pero vuelo poco y vuelo corto aún, porque a menudo me preocupa demasiado no perder el control y me ocupo demasiado en demostrar al mundo que valgo la pena… Y esa lucha por defenderme de un mundo, que en el fondo no me ataca como yo creo, me quita energía y me resta magia.

Vuelo bajo porque mientras vuelo no siempre me suelto ni confío en mi misma como merezco… Porque la cabeza se me llena de pensamientos funestos y se adueñan de mi ánimo.

A veces, vuelo. Es sólo un instante, y a menos de un milímetro del suelo, pero es tan grande esa sensación que casi me noto las alas.

PRESENTE DE INDICATIVO: YO AMO

Ya no sabemos esperar por nada y sin embargo, lo esperamos todo, porque nada requiere un esfuerzo.
¿No produce esto una infinita tristeza? A mi sí.
Hazme una foto. Quiero verla. Bórrala. Hazme otra.
Salir siempre bien en las fotos es una aberración dogmática.
Activo. A 175 metros. Intereses comunes: helado de Málaga. Enviar mensaje.
Follar cada vez que puedes no que quieres es una perversión al alma.
Actualizar estado. Me gusta. Me gusta. Más me gustan.
Esperar siempre el elogio nos convierte en seres mediocres.
 
Para quien no le conozca es un extracto de un texto de Roy Galán, por favor, busquen y léanlo. Sincero, demasiado, pero siempre toca en el centro de la diana con palabras a modo de flecha. 
Qué importante es esto de querer-NOS sanamente y, déjame que te pregunte, cuántas personas tienes a tu alrededor que necesitan un empujón, ya sea para arriba o para abajo y volver a la realidad, un abrazo, un pañuelo para las lágrimas,  un simple cree en ti.
Y es que tan malo es quererse mucho como quererse poco.
Piensa en ti, escucha tu cuerpo, tu mente, tu corazón, hazles caso (te conocen bien), pero no siempre. A veces te pondrán la zancadilla y dejarás de confiar, te caerás y no querrás levantarte, y es entonces, cuando querida/o tienes que quererte más y NO escucharte. Con el tiempo aprendes que a veces eres tu guerra más dura, tu único rival y tu enemigo más constante.
Y no digo que no se tenga derecho a caer, ni a llorar, porque es necesario perder a veces. Pero que aquí estamos todos tras una, tras dos, tras diez y tras cien hostias. Sí, lo siento, en ocasiones se desvanecen algunos sueños y queda la vida. Nadie merece la parte injusta de la vida, pero existe.
Por ello, agradece lo que te hace feliz.
Escribe de vez en cuando una carta, una postal, haz una llamada cualquier día a esa gente que quieres.
Lee, ten un libro siempre a mano, una buena canción y una copa de vino para regalarte unos minutos en los que escapar y evadirte del mundo.
Viaja, ver más allá de lo que tus ojos están acostumbrados a ver es la mejor manera de hacerte “rico”.
Ayuda como a ti te gustaría que te ayudasen, a veces basta un abrazo, otras te tocará luchar ante una injusticia.
Haz deporte, descubrirás que estás vivo.
No dependas de nadie más que de ti, no es lo mismo empatizar que necesitar agradar.
Aléjate de personas tóxicas, interesadas, y cuida a todas aquellas que te aprecian, porque aun siendo imperfectas son especiales.
Escucha, es una de las mayores virtudes.
Pide perdón cuando sea necesario, errar es de humanos, pero nunca pidas perdón por ser quien eres.
Se tú mismo, no hay nada más bello y atractivo que la autenticidad
Da las gracias, date las gracias, eres valiente.
Ama, ama-te, niégate en convertirte en alguien que no sepa querer-se.
Sueña, ten pasiones, metas a corto o largo plazo. Lucha por ello hasta que la ilusión o la dignidad te agote.
Espera poco de muchos y mucho de pocos.
Aléjate de lo que te aleja de ti.
Potencia todo aquello que te genere una sonrisa.
Reúnete cada cierto tiempo con tus amigos de siempre, con sus defectos y tus defectos.
Baila, haz el ridículo, ríe a plena carcajada y asúmelo, eres real. Tan real como la vida misma.
Así que desconfía de lo que reluce, de los me gusta y de la ausencia de palabras. Desconfía de quien siempre te halague, atrae a tu vida a gente real como tú, no estereotipos prefabricados. Pero sobre todo ama, ama sanamente, no hacerlo es un ataque preventivo a la propia vida.
                                       Screenshot_2015-03-24-10-38-26~2

TRENDING TOPIC REALES: LO SIENTO, TE QUIERO Y GRACIAS

Pues por fin ya ha pasado la Navidad, cenas, comidas, comidas, cenas y viceversa.  Se acabaron los días de hacer regalos, de los vermuts con los amigos, los buenos deseos, etc. Recordad por favor que este tipo de cosas, sólo se pueden hacer en Navidad.

¡Ah! Se me olvidaba, hemos empezado el año y los nuevos propósitos ¿verdad?. Vaya, lo siento, se me ha activado el botón del modo irónico.

No lo vamos a negar, es todo un lujo, aunque sea en determinadas fechas, juntarse con ciertas personas. ¿Cuántos regalos, que hemos abierto estos días atrás, cambiaríamos por esos vinos, esas cervezas, esos reencuentros, esos abrazos? Lo bonito de ese «cómo te va la vida, qué tal el trabajo, la familia», a 20 centímetros de distancia, haciendo recuento de lo bueno y malo del año, sin filtros, sin me gustas, sin hashtags, cara a cara.

Bienvenidos al 2015, otro año más en esta era de redes sociales, donde pese a tanta exposición de amores y desamores, de selfies de intercambio, de modas, cuerpos “perfectos” prefabricados, de prisas, atascos, comida envasada, conversaciones en tono elevado… siguen ganando las pelis de amor con final feliz, las fotos en papel en la mesilla, la camiseta ancha de ir por casa, los cuerpos sanos felices de ser como son, los largos paseos por el parque con tu perro, el puchero de nuestra madre, el sonido del mar.

Qué manía de criticar vidas ajenas, de exponer tu vida 24 horas, de querer mostrar una vida de diez. Señores, señoras… más vivir y menos fingir, más ser y menos tener, menos minutos en enseñar lo de uno y más horas en disfrutar con los demás.

Hace unos días me quedé absorta con la entrevista de Jesús Calleja a Dani Rovira, ¡joder querido Dani Rovira!, me quito el sombrero con frases como:

“Hay que saber enamorarse de muchas cosas, de los amigos, de la familia, de la profesión, de uno mismo “

“La vida me sonríe pero siempre estoy esperando que me suelte carcajadas”

“Lo mejor está por venir, pensar eso es una manera de afrontar la vida con más ilusión”

“La felicidad es como un listón que se pone cada uno”

“Las tres expresiones que más me gusta decir son: te quiero, lo siento y gracias”

Y es que la vida es eso, aprender, caer, levantarse y aprender de la caída. Cómo me gusta esa gente, esa gente que te escucha, que te mira a los ojos, esa gente que tiene días malos y días buenos, que llora y después ríe con más ganas, que disfruta de lo más sencillo, se equivoca y sabe pedir perdón, sonríe dando las gracias y vuelve a decir te quiero con ganas y voz temblorosa aunque le han roto el corazón en alguna ocasión.

Ahora que empieza el año deberíamos plantearnos el propósito de darle un te quiero, un lo siento o un gracias a una persona cada día, cada semana, cada mes… !qué menos¡.

Así que inicio mi propósito:

Te quiero…por creer siempre, siempre en mí y ser la colchoneta que me da impulso para saltar y a ti, si a ti…, lo siento. Siento si no he dado la talla en algún momento. (Siento no etiquetar a ambas personas, pero a veces con pocas palabras bastan).

Gracias a María, tu historia, tu libro, tu experiencia, tus ganas, tu transparencia hacen que yo y muchas personas te sigan como una referencia de esfuerzo y superación tras afrontar un problema.

Y no es por dar consejos ni lecciones, cada uno que se saque el diploma en su vida, pero creedme, lo que se llevó, se lleva y se seguirá llevando,  son las personas, aquellas personas que te enseñan de la vida más que los libros, quizás sea un buen título para actualizar vuestro estado.

FELIZ TODA SAN FECHA

Nos adentramos en las fechas de la felicidad, de la magia e ilusión, de los sueños, las reuniones familiares, regalos…vaya, parece que sólo una vez al año está permitido o es obligatorio sentir o hacer todas esas ocurrencias. Sobre todo … Sigue leyendo

GRACIAS

Hace un par de días un amigo me preguntó cuál era mi pasión y la verdad no supe muy bien que decirle. Mi familia, mis amigos, la música, escribir… Pero no es ese tipo de pasión me dijo, se refería a algo que supusiera un aliciente muy especial, aquello que no imaginas tu vida sin ello.

He de reconocer que me hace feliz mi trabajo, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero creo que podría trabajar de otra cosa y ser feliz.

Así que decidí buscar exactamente lo que se define por pasión.

Pasión: (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, y otros. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad, a diferencia del amor que está más bien relacionado con el afecto y el apego.

Quizás mi trabajo no es mi única pasión, quizás no se defina como pasión lo que se puede sentir por la familia y amigos, quizás no es una pasión lo que siento por la música, quizás no es una pasión escribir, aunque me haya tenido que levantar de la cama para poder escribir todo esto porque si no, no puedo conciliar el sueño con tantas palabras dentro.

Que cada uno en esta vida defina la pasión como quiera, que cada uno en esta vida decida tener la pasión que quiera y vivirla como quiera.

Al fin y al cabo, son cosas que se notan, de una manera u otra, en mejor o peor calidad, pero la pasión de alguien se transmite. Me apasiona la gente apasionada.

Días atrás volví a ver a una persona que me apasiona, que admiro y que tengo un cariño inmenso. A veces no nos damos cuenta de lo que podemos generar a nuestro alrededor, que no hay mejor desfibrilador que uno mismo, pero cómo ayudan ciertas personas, consciente o inconscientemente. Y no hace falta que sea un amigo, basta quizás la misma persona que día tras día te da los buenos días y te sonríe cuando  subes a su autobús. Sí, lo reconozco, en un mundo caótico actualmente, sigo creyendo en las personas y sus actos.

Me gustó volver a encontrarme con esa persona, ver que tenía las mismas ganas que hace años atrás cuando comenzó su sueño, aunque la vida le ha cambiado desorbitadamente.

Me gusta la gente que lucha por sus sueños sin pasar por encima de nadie, me gusta quien tiene una pasión y no desmerece las de los demás, quien llega a la meta sin soltar la mano de quien caminó desde la salida a su lado, quien quiere más sin dar menos, quien en sus días grises sonríe sin ganas, con cariño, con el simple beneficio de un gracias o una sonrisa.

Que siempre habrá personas que nos pongan la zancadilla al igual que otros te admirarán por tus éxitos y fracasos; gente que te acompaña en tus días buenos y días malos, aquellos que creen en quien fuiste, quién eres y te ayudan a crear quién serás. Que no todos los agradecimientos son iguales, que hay que distinguir entre el gracias como palabra y el gracias de corazón, que no todos los cielos despejados traen días soleados ni todas las piedras generan un mal camino.

Así que lo reconozco, me apasionan ciertas personas, me apasiona la humildad y la sencillez, me apasionan los buenos actos, los corazones transparentes y las palabras con verdad, me apasiona todo aquello que genere pasión en otros, una canción, un texto, una foto, y sobre todo me apasiona la palabra gracias, por ello, gracias a todas las personas  que mueven pasiones sanas. Gracias a ti que me lees, y gracias a ti que me ayudas a escribir, consciente o inconscientemente… Al final, lo que realmente importa, es la clase de persona que te has convertido en el camino, no lo que has conseguido.

«Porque eres parte de todo lo que soy…»

MI MUNDO AMARILLO

Estamos acostumbrados a ver tatuajes en la piel, pero hay algunos que llevamos grabados en alguna capa más profunda y no son visibles.
Me encantan esos tatuajes, esas cosas que aparecen en tu vida y se meten tan adentro que dejan marca para no olvidarla.
Fue un día de febrero de hace tres años cuando descubrí ‘El mundo amarillo’ de Albert Espinosa y suman entonces 1.365 días que sin pasar físicamente por mi vida lleva conviviendo conmigo como un amarillo más. Gracias.
Es curioso como un libro, una canción, unas palabras y algunas personas pueden meterse tan dentro y aportar tanta fuerza en tu vida.
Ellos son los amarillos y una vez definidos querrás que tu vida sea en color amarillo renegando de la conocida «vie en rose».
Puede ser un hombre, una mujer, de mayor o menor edad, un conocido o un desconocido; cualquier persona en cualquier lugar, pero justo, en el indicado.
Conexiones, casualidades o causalidades de éstas personas que se han cruzado en nuestro camino.

Podemos relacionarnos día tras día con muchas personas y no nos aportan mucho y, sin embargo, un día mantenemos una conversación con un amarillo y te llena el alma.
Debemos estar atentos en esta ajetreada sociedad, porque a veces es gente que pasa por nuestro lado y no la sabemos ver.

Olvidémonos de tópicos y estereotipos, alejemos ciertas conductas, pensamientos insanos, amores ficticios, modas creadas, ideas tóxicas, bellezas impuestas, abrazos y caricias sin calor…

Quedémonos con esa canción que te eriza la piel, ese párrafo que subrayaste, esas palabras que te hacen seguir caminando, esos segundos para coger aire y respirar.
Quizás nos toque vivir una vida distinta a la que imaginábamos, pero quizás, yo tampoco soy a día de hoy el que creía y me alegro por ello.

Cambié el color a mi vida y decidí llenarlo de momentos y personas amarillas, esas con quien te cruzas y sonríes, con los que te dan las gracias al abrir la puerta, con aquellos que soplan las nubes grises en tus días de tormenta; quedate con aquel consejo de quien te quiere, con quien te eriza la piel sin tocarte, con esas llamadas esporádicas a esas personas que te hacen recordar quién eres; quédate con quien te reniegue por tus errores y luego riáis al rato, o no…porque no siempre duele recordar un arañazo.

A veces un no es un sí, un no puedo es un puedo, un despacio es un sin pausa, un quizás una esperanza.

«Dedicada a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean que seamos iguales»
Albert Espinosa